Es un ser fantástico de la mitología semítica, fundamentalmente árabe. Por lo general son invisibles pero también pueden adoptar diferentes formas, como plantas o animales. Tienen la capacidad de influir mental y espiritualmente en el ser humano, provocando ilusiones y diferentes estados mentales o grados de locura. En la mitología mesopotámica están asociados al ámbito divino, siendo considerados guardianes de lugares donde los hombres no deberían tener acceso.
El Islam considera a los genios seres creados de fuego sin humo, dotados del libre albedrío y que pueden obedecer a Dios o a Iblís, el demonio. Son la tercera clase de seres creados por Dios, junto a los hombres y los ángeles, lo que diferencia a esta religión del cristianismo y del judaísmo. Los genios comparten el mundo físico con los seres humanos y, aunque invisibles, también son tangibles, pudiendo adoptar diversas formas y casarse y procrear con los humanos.
En Occidente son conocidos principalmente por los genios malignos de los cuentos de Las mil y una noches pero por lo general son sólo bromistas o embaucadores, pudiendo llegar a ayudar al ser humano en algunas ocasiones. Pueden también ser dominados a través de un objeto (como la lámpara de Aladino) y convertirse así en esclavos de quien posea dicho objeto.